"Son incontables las definiciones que, de la ciudad, se han hecho a lo largo de la historia. Más allá de la unión de ciudadanos que según Aristóteles determinaba la aparición de una urbe, o del lugar para conversar y discutir que describía Ortega y Gasset al interpretar la ciudad como ágora, Vigo se presenta como un lugar en el que confluyen distintas estructuras, donde quizás la tradición se ha sometido al proceso de industrialización, dinámica que la ha convertido en la ciudad más poblada de Galicia y en una de las de mayor expansión en las últimas décadas.
La singularidad de Vigo y su arquitectura ‘descaracterizada' animaron a Carlos Bunga a investigar sobre la fuerte transformación que ha sufrido la ciudad a lo largo del siglo XX. El trabajo realizado por el artista se organizó en distintas fases, durante las cuales se reunió con ciudadanos para recabar opiniones y datos que le ayudasen a entender la evolución urbanística, y cómo ésta se plantea al margen de la ciudadanía y en función de necesidades económicas, industriales o políticas. El resultado del proceso de investigación -dibujos, collages, fotografías y vídeos- funciona como documentación, como ‘preludio' de una conclusión que no existe, y aporta reflexiones sobre los conceptos de producción y consumo, tan ligados a la ciudad. El que se lleve a cabo esta investigación en Vigo no es casual, ya que se trata de un ejemplo claro de ese crecimiento que han sufrido las ciudades en la era contemporánea.
Consciente de que las ciudades participan de los cambios de la historia, y de que en ellas se van produciendo relaciones entrecruzadas, Bunga define la ciudad contemporánea como heterotopía, término planteado por Michel Foucault en 1967 para sustituir el análisis historicista que primaba hasta el momento. Las heterotopías son, frente a las utopías, lugares reales dentro de otros lugares; son contra-lugares donde se entrecruzan redefiniciones urbanísticas, conflictos sociales o económicos. En manos del artista, la ciudad se convierte en moldeable. La deconstruye. En su intento por racionalizar la ciudad, superpone perspectivas, mezcla puntos de vista, relatos locales y periféricos.
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La exposición se nos muestra fragmentada, como metáfora de la ciudad contemporánea, dividida en series. Uno de estos episodios es resultado de las visitas a bibliotecas y hemerotecas, origen de los 20 dibujos sobre papel que reproducen páginas del Faro de Vigo, que nos muestran la evolución de la ciudad a partir de uno de sus símbolos. La ciudad, como archivo de la memoria, aparece vinculada a la idea de tiempo, y el periódico se presenta como una heterotopía en sí mismo, superponiendo perspectivas, puntos de vista y temporalidades. Dibujar esos periódicos es, según el artista, un intento de reescribir la historia. Dibujadas y borradas, las piezas muestran fragmentos de ese tiempo o memoria frágil, de esa presencia-ausencia de la arquitectura.
Es el tiempo, quizás, el parámetro que vertebra los trabajos de Carlos Bunga desde sus primeras performances, que cuestionaban el concepto de espacio y durabilidad de los objetos. Las acciones desarrolladas en Manifesta 5 (San Sebastián, 2004), en el Museu Serralves de Oporto (Premio EDP, 2003) o en la Galería Elba Benítez de Madrid (2005) poseen un mismo trasfondo: esa reflexión sobre lo transitorio y lo efímero que en el proyecto Heterotopías se convierte en leit-motiv. Pero lo que de veras interesa a Carlos Bunga es ese vacío, esa ausencia que permanece, generando un nuevo espacio. El propio artista se refiere a las construcciones Merzbau de Schwitters o a los Cuttings de Matta-Clark como el principal referente de unas acciones que encuentran en ese ‘espacio vacío' su singularidad. En la feria Art Basel (2008) presentó en la sección ArtUnlimited una pieza para demostrar que se puede trabajar desde el centro neurálgico del mercado y cuestionarlo. Supuso un desafío el abandonar la espectacularidad y grandilocuencia en un espacio nacido para atraer visualmente al coleccionista de grandes nombres. La obra, bajo el título Ruins, además de evocar el espacio dentro del espacio, consistía en la recreación de la planta de una estructura que ya no está, una estructura ‘diseccionada'. De esta forma, es el visitante quien completa el significado y quien crea el espacio a partir del vacío.
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En el proyecto del MARCO, la serie Tiempo ausente muestra este gran hueco de una forma más evidente. El artista parte por la mitad fotografías de distintas zonas de la ciudad y nos muestra la realidad junto a su proyección imaginada, que adquiere corporeidad en su encuentro con el espectador. El ensayista y arquitecto Fernando Chueca Goitia describe la ciudad como frustración: ‘Siempre ha sido y será, por la índole de su esencia, artísticamente fragmentaria, tumultuosa e inacabada. No encontramos en ella esa forma definida y redonda que ansía el sentimiento estético' (F. Chueca Goitia, Breve historia del urbanismo, p. 37). Esa idea de dejar el resultado de la investigación en manos del ambiente, de los habitantes y conocedores de Vigo, es como inventar una nueva relación entre sujetos. El artista se muestra como actor implicado en el contexto, espacial, social e histórico, interpretando la ciudad como laboratorio y el resultado como documentación.
La ciudad se construye y, dado el carácter dinámico que se le presupone y la necesidad de adaptación constante, toda construcción lleva aparejada una destrucción. How Does Your City Grow? es una secuencia narrativa de 24 fotografías intervenidas por el artista, que incide en la relación de la ciudad con el mar. El rápido crecimiento de Vigo nos hace presagiar un futuro de urbanización que invade un territorio más allá de sus límites naturales. En Una pequeña historia del Hotel Continental, Bunga resume uno de los episodios recientes de la historia de Vigo. Construido en la década de 1870, el Hotel Continental era toda una referencia. ‘Without any favour, the best in Galicia and one of the principal hotels in Spain', rezaba un anuncio publicado en la prensa de 1912. En primera línea urbana, frente al mar, recibía a los viajeros hasta que fue demolido en la década de 1960. La desaparición de edificios emblemáticos de la ciudad, habitual en muchos lugares pero muy acentuada en el caso de Vigo, está recogida en Vigo, la ciudad que se perdió, del historiador Jaime Garrido. Esta publicación, así como diversos documentos y libros facilitados por el Instituto de Estudios Vigueses, han servido de guía al artista en su investigación.
La utopía de conservar una ciudad ordenada según los dictados de la razón, tan cartesiana, se ve desmontada por la dispersión impuesta por la historia. En la serie titulada Plano ortogonal, conformada por 3 piezas, el artista superpone una cuadrícula recortada en papel vegetal sobre fotografías en blanco y negro de la ciudad. Evoca, así, la idea de ciudad de los siglos XVII y XVIII, la ciudad de la cuadrícula, la ciudad geométrica, en contraposición a la ciudad de crecimiento ‘azaroso', desordenado, que vinculamos a la economía capitalista.
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La parte performativa de este proyecto se refleja en otras piezas de la muestra. En el vídeo Maqueta, el bizcocho sobre el que se extiende chocolate, en un bucle eterno e hipnotizante, muestra la relación entre comida y arquitectura en la que el artista ha basado parte de su investigación. A partir de una reflexión sobre la velocidad de cambio de las ciudades en épocas de especulación o de industrialización, decide plantear una relación con la durabilidad de los alimentos. La industrialización tiene como objeto el consumo, relación que aprovecha el artista para parodiar esa fugacidad con la que se construye. ‘La sociedad de consumo anima a que las cosas sean hechas para ser deglutidas lo más rápido posible. La necesidad biológica del acto de comer existe en el ámbito arquitectónico; es equiparable al acto de construir', comenta Bunga ante trabajos como Economically Desirable, Hemorroides, Comida o Build with Your Food. ‘En ellos establezco una relación entre los residuos de una comida y los restos de un edificio que ha existido en un lugar determinado'.
Desde el punto de vista estético, las piezas resultan extrañas por la asociación imposible de elementos. Las casas, por sí mismas, no conforman una ciudad, que para existir requiere de participación ciudadana, de socialización y disputas. La cena es el archivo sonoro de un encuentro gastronómico en el que se planteó a los invitados unos temas de discusión y un tiempo de debate marcado por el menú (Menú, 2009). Durante tres horas, los convocados analizaron temas como la urbanización de la playa urbana de Samil, el edificio del Concello de Vigo, la edificación masificada en altura, los teatros o cines desaparecidos, la situación de la Panificadora o el plan de urbanización ‘Abrir Vigo al mar'. Sus recuerdos, opiniones y comentarios sirvieron de base para este trabajo específico de Carlos Bunga realizado para la ciudad de Vigo, en un nuevo ejemplo de la dimensión social, de la extensión de las propuestas artísticas más allá de los límites del museo, que caracteriza a la serie ‘PUNTOS DE ENCUENTRO'.
Agar Ledo Arias
Comisaria de la exposición