‘Entrar en la obra’
‘Entrar en la obra’ es un ciclo de exposiciones que se está desarrollando en las salas de la primera planta del MARCO. El título del ciclo está tomado de la célebre pieza de Giovanni Anselmo Entrare nell’opera (1971), emulsión fotográfica sobre lienzo, en la que el artista se fotografía a sí mismo atravesando una ladera en una acción que interpretamos como reveladora sobre la relación entre el artista y su obra y entre el espacio y el tiempo. El artista altera su papel y genera una situación de integración, ante la que también reacciona el espectador que, si bien no entra físicamente en la obra, participa siendo testigo de esta ruptura de los límites tradicionales que separan sujeto y objeto. El significado último reside, pues, en la reacción del espectador.
El papel fundamental del espectador en el proceso de creación de la obra de arte ha formado parte, en las últimas décadas, de discusiones y ensayos. A lo largo del siglo XX surgen los conceptos de obra abierta, espectador emancipado o muerte del autor, y el rol del público pasa a ser esencial para completar la pieza, mediante su mera presencia física o la necesidad de implicarse activamente. El artista ya no es el eje central del proceso y las coordenadas de percepción las marcan, como escribe Douglas Crimp, no solo el encuentro entre el espectador y la obra, sino entre ambos y el espacio que ocupan. ¿En qué grado necesita el público estar ante la obra? ¿El simple hecho de mirar no tiene ya valor?
La paradoja que rodea el concepto de espectador y que lo sitúa entre la pasividad y la acción es el punto de partida de esta serie de proyectos, que analizan la condición del público como elemento inherente a la obra. La relación directa entre ambos, el intercambio físico o la reciprocidad inmediata generan una nueva dimensión en la que tiempo y espacio alteran las condiciones de la recepción y de la percepción.
El ciclo ‘Entrar en la obra’, que ha incluido proyectos de Loreto Martínez Troncoso y Wilfredo Prieto, continúa ahora con Rubén Grilo, al que seguirán las propuestas de Karmelo Bermejo (Málaga, 1979), Amaya González Reyes (Sanxenxo, Pontevedra, 1979), y Judi Werthein (Buenos Aires, Argentina, 1967).
Rubén Grilo
El trabajo de Rubén Grilo (Lugo, 1981), que bebe de las fuentes del conceptual, explora el arte como un instrumento válido para gestionar aquello que no conocemos, incorporando el ruido como parte de la comunicación con el espectador y analizando la forma en que tecnologías de la imagen, códigos culturales, información, display, intuición, representación y cognición, participan positiva y negativamente en la construcción de la realidad.
El título de la muestra, ‘PowerPoint Karaoke’, hace referencia a un evento organizado por el colectivo berlinés Zentrale Intelligenz Agentur en 2006, que consistía en presentaciones de PowerPoint hechas con material más o menos aleatorio, en su mayor parte sacado de Internet, que los participantes no conocían y que tenían que explicar a la audiencia en tiempo real. Bajo una apariencia divertida, se formulaba una crítica al PowerPoint como medio estándar de transmisión de ideas, aprendizaje y factor determinante en la toma de decisiones.
Orquestadas a partir de esta premisa, las piezas de Grilo se mueven entre el absurdo y el inevitable reconocimiento de imágenes vinculadas a un contexto cultural particular, intensificando la relación del espectador con el medio visual, incorporando capas inesperadas de información, referencias a otros artistas, asociaciones de ideas y elementos crípticos que colisionan, se entrelazan y se dispersan en el momento de su recepción.
La presentación PowerPoint en bucle, el soporte elegido para la mayoría de las piezas en exposición, le da la oportunidad de revisar la idea moderna de autonomía de las imágenes a través de un medio cuyos códigos son conocidos por el público. Otro aspecto interesante del PowerPoint —con relación al vídeo— es que a pesar de su dimensión temporal, el contenido es modificable por definición, pues su integridad no está basada en la fisicidad sino en el concepto general que agrupa una serie de textos e imágenes, que son intercambiables. Tiene que ver con la oralidad, con la comunicación, con la velocidad a la que se transmiten e interpretan las ideas, con las asociaciones, y con lo cognitivo. El giro respecto a un uso normal del PowerPoint es que en este caso no hay un orador que narre las imágenes, que les dé sentido y haga las asociaciones. La idea de PowerPoint Karaoke explica bien que en este caso es el espectador el performer o el encargado de tomar esas imágenes y recomponerlas o interpretarlas para que le sean útiles.
El uso de la tecnología de proyección láser, presente en dos animaciones controladas por ordenador, es otra de las líneas de investigación de Grilo. Respecto a estas obras, el artista se hace eco de la siguiente reflexión: ‘Todo lo invariable en una transformación ofrece información sobre el objeto, y todo lo variable ofrece otra información, como la relación de quien percibe con el objeto. Cuando atendemos a las constantes, percibimos objetos; cuando atendemos a las variaciones, obtenemos sensaciones.’
La exposición incluye la instalación titulada A cuarenta y un metros y cuarenta centímetros de lo mismo, 2011, en la que dos objetos similares pero de tamaño diferente se perciben como iguales al estar suficientemente separados entre sí; y una colección de objetos encontrados —El beneficio del ignorante, 2009-2011— cuya particularidad es que, a pesar de estar diseñados con algún propósito evidente, el artista desconoce su utilidad.
Finalmente, la obra titulada Un museo alternativo, 2010, que se hace visible más allá de las salas de exposición, consiste en cambiar el logotipo del MARCO y reemplazar al original en los distintos soportes de comunicación —página web del Museo, rotulación, papelería, señalética— durante el tiempo que dure la muestra, como una especie de ficción de un mundo paralelo condensado en el diseño de un logo.