El estado de las cosas. El objeto en el arte de 1960 a nuestros días
Ficha
Obras en exposición
La exposición está integrada por un total de 117 piezas, en su mayoría esculturas, pero también pinturas, instalaciones, objetos, fotografías y videoproyecciones.
Itinerancia
- MARCO, Museo de Arte Contemporánea de Vigo
(8 octubre 2004 - 9 enero 2005) - ARTIUM, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo de Vitoria
(2 febrero - 22 mayo 2005)
Síntesis del proyecto
La exposición EL ESTADO DE LAS COSAS. El objeto en el arte de 1960 a nuestros días fue exhibida, en su primera versión, en el Museo de Bellas Artes de Nantes entre el 28 de junio y el 12 de octubre de 2003, con motivo del evento cultural “Tesoros públicos, 20 años de creación en los Fondos Regionales de Arte Contemporáneo de Francia”, organizado por el Ministerio de Cultura francés. En esa ocasión la muestra Fue comisariada por Jean Marc Prévost.
Un año más tarde, los museos MARCO de Vigo y ARTIUM de Vitoria reproducen esta exposición en sus respectivas sedes. En el caso del MARCO, por vez primera una muestra temporal ocupa las dos plantas del edificio, dado el número y dimensiones de las piezas expuestas.
La exposición consta de 117 obras procedentes de las colecciones de diecisiete FRAC (Fonds Régionaux d’Art Contemporain), creados en 1983 por el Ministerio de Cultura de Francia y los gobiernos regionales; una red de 24 centros destinada a promover la difusión y apoyo a la creación contemporánea, en línea con una política de descentralización cultural con magníficos resultados en lo que respecta a la adquisición de obras de arte.
A través de una selección de estos fondos, la muestra plantea un recorrido por la evolución del arte contemporáneo internacional desde principios de los años sesenta –momento en el que se produce la integración del objeto cotidiano como parte del discurso del arte– hasta nuestros días. Así, se plantea y analiza el status del “objeto” en el arte en todas sus formas y estados, a través de los diversos movimientos artísticos.
En la versión de MARCO y ARTIUM el proyecto original se enriquece con la inclusión de Juan Muñoz y Joan Brossa, dos artistas españoles recientemente fallecidos, bien representados en las colecciones de los FRAC, a los que en esta ocasión se dedican sendas salas por la importancia de su trayectoria, y que nos ofrecen dos planteamientos diametralmente opuestos en el tratamiento del objeto.
A partir de este método de análisis, una especie de corte transversal, los objetos se van transformando ante nuestros ojos en reflejos de la visión contemporánea. A veces nos hablan de la experiencia del entorno inmediato, o reivindican su individualidad y la de sus creadores; o nos hacen reflexionar sobre su función y sobre los efectos de la sociedad de consumo; o plantean cuestiones como la inutilidad de la obra de arte, o las fronteras entre arte y diseño; o se convierten en metáforas, en símbolos, en huellas de su pasado inmediato, de sus orígenes. En suma, funcionan como vía para la mejor comprensión del arte actual.
La exposición no podría empezar de otra forma que con Duchamp y su Boîte en Valise, una obra que reproduce 83 piezas en miniatura del artista inventor del ready-made, que elevó un urinario a la categoría de “obra de arte” incluyéndolo en una exposición bajo el título de Fuente. Un elemento de uso cotidiano que por decisión del artista, sacado de contexto y colocado sobre una peana, pasó a ser considerado objeto artístico. El resultado fue mucho más allá de la provocación, y sentó las bases –todavía hoy vigentes– de un nuevo concepto del artista y de su obra, según la cual la idea está por encima de la manufactura.
Posteriormente, fue en los años sesenta cuando los Nuevos Realistas (César, Raymond Hains) y los artistas Pop (Richard Hamilton, Andy Warhol) se interesaron por los objetos de consumo de masas y los incorporaron como elementos integrantes de su obra, con el fin de establecer una relación directa entre la realidad y las transformaciones del mundo contemporáneo. Al mismo tiempo, los artistas del movimiento Fluxus (Robert Filliou, Ben), retomaron la herencia dadaísta y duchampiana, descontextualizando los objetos cotidianos para producir imágenes y juegos de lenguaje “poéticos y políticos”.
A partir de los años setenta, siguiendo la estela del arte conceptual, Christian Boltanski concibe una serie de objetos íntimos, llenos de memoria, y en los ochenta la “nueva escultura inglesa” (Tony Cragg, Bill Woodrow) retoma las formas de arte minimalista y conceptual, para interesarse por los márgenes de la sociedad de consumo. Las descontextualizaciones de Richard Artschwager, o más tarde de Bertrand Lavier, John Armleder o Sylvie Fleury, son una forma de recorrer, de forma crítica, la historia de la escultura y de la pintura actual.
En la década de los noventa, Claude Closky, trabajando con el lenguaje y el objeto, se apropia y pone en escena “cosas” anodinas, mientras los POF (Prototipos de Objetos en Funcionamiento) de Fabrice Hybert cuestionan los sistemas de producción y de difusión del arte. El objeto puede también entrar en un terreno más narrativo –como en el caso de Xavier Veilhan– o transformarse en producto, como pone en evidencia Jean-Luc Moulène. Por su parte, Gabriel Orozco se cuestiona las nociones de “artesanía” y “producto industrial”, al tiempo que L’Atelier Van Lieshout, entre otros, reflexiona en torno al status mismo de obra de arte, sobre su función y sus formas de presentación, con el fin de replantear la economía del objeto y de sus deseos.
La incorporación del objeto a la obra de arte, el objeto artístico y su funcionalidad, el arte y la sociedad de consumo; éstas y muchas otras cuestiones se abordan en El estado de las cosas, una muestra del particular viaje de los objetos a través de la historia del arte contemporáno y de sus creadores.
Artistas
Alain Séchas
Allan McCollum
Andy Warhol
Anne Gardiner
Atelier Van Lieshout
Basserode
Ben
Bertrand Lavier
Bill Culbert
Bill Woodrow
Bruno Peinado
Cady Noland
Céleste Boursier–Mougenot
César
Christian Boltanski
Christian Marclay
Claude Closky
Daniel Firman
Eric Duyckaerts
Erik Dietman
Erwin Wurm
Étienne Bossut
Fabrice Hybert
Franz West
Gabriel Orozco
George Brecht
Gotscho
Hans Haacke
Hubert Duprat
Jean–Luc Moulène
Jean–Luc Vilmouth
Jean–Michel Sanejouand
Jean–Pierre Raynaud
Joan Brossa
Joe Scanlan
John M. Armleder
Juan Muñoz
Marcel Broodthaers
Marcel Duchamp
Martin Tupper
Michael Craig–Martin
Mimmo Rotella
Panamarenko
Pascal Kern
Patrick Saytour (
Patrick Tosani
Peter Fischli & David Weiss
Philippe Mayaux
Philippe Parreno
Philippe Ramette
Présence Panchounette
Raymond Hains
Richard Artschwager
Richard Baquié
Richard Hamilton
Robert Filliou
Roman Signer (
Sylvie Fleury
Thomas Huber
Thomas Schütte
Tobias Rehberger
Tony Cragg
Wim Delvoye
Xavier Veilhan
Texto curatorial
“La exposición El ESTADO DE LAS COSAS. El objeto en el arte de 1960 a nuestros días. Colección de los Fondos Regionales de Arte Contemporáneo de Francia que ahora presentamos en MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de Vigo y en ARTIUM, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo de Vitoria-Gasteiz, es una de esas muestras que dejan huella, de las que sales con energías renovadas y lleno de buenas intenciones para con el arte contemporáneo. Al menos, esa fue la sensación que nos embargó cuando visitamos su primera versión, durante el verano de 2003, en el Musée des Beaux-Arts de Nantes. En aquella ocasión, estuvo comisariada por Jean Marc Prévost y formaba parte de los numerosos actos organizados por el Ministerio de la Cultura y de la Comunicación de Francia con objeto de conmemorar los veinte años de la creación de los FRAC, Fonds Régionaux d’Art Contemporain (Fondos Regionales de Arte Contemporáneo).
Ese aniversario era, entre otras razones, uno de los motivos de nuestra satisfacción: asistir a la puesta de largo de un proyecto cultural emblemático y de envergadura estatal es algo que no ocurre todos los días, lo cual nos ayuda a reconciliarnos con la profesión y con la gestión cultural. En nuestra opinión, la puesta en marcha de los veinticuatro FRAC, creados en 1983 por iniciativa conjunta del Ministerio de Cultura de Francia y de los gobiernos regionales, ha sido una de las propuestas culturales más originales y mejor resueltas de las que se han realizado en Europa.
Sus objetivos fundacionales fueron principalmente dos: la instauración de una red de centros de difusión y apoyo a la creación contemporánea, mediante la adquisición y ayuda a la producción de obras de arte, y el apuntalamiento de una política real de descentralización cultural. Los resultados saltan a la vista, no sólo por la existencia de múltiples colecciones, con más de 15.000 obras de artistas internacionales -algunas de ellas especializadas en arte y sus relaciones con la arquitectura, el cine o el diseño- sino por el elevado valor artístico y económico alcanzado por las mismas –en base a los buenos criterios demostrados en las adquisiciones-, por el importante apoyo ofrecido a los artistas de distintas generaciones y países y, por último, por la impagable y dificultosa labor de sensibilización del público en favor del arte contemporáneo llevada a cabo por los FRAC, tanto en su dimensión expositiva como por las múltiples y diversas actividades didácticas que estos generan. En definitiva, son un excelente ejemplo de cómo abordar proyectos políticos de ámbito cultural, y de alcance estatal, sin que estén destinados al fracaso.
El otro motivo de nuestro entusiasmo por esa muestra fue la calidad de la piezas expuestas -una pequeñísima selección de obras pertenecientes a las colecciones de dichos FRAC- que, a través de un excelente montaje, nos relataban la historia de la representación del objeto en el arte contemporáneo desde los años sesenta hasta nuestros días. Las esculturas, instalaciones, vídeos, pinturas y fotografías, partiendo del pionero Marcel Duchamp, y realizando un recorrido por los Fluxus, los artistas pop, los artistas conceptuales, la nueva escultura inglesa o los nuevos realistas, nos mostraban cómo el objeto cotidiano se ha instalado de un modo permanente en el discurso del arte de nuestros días. Y decimos relatar porque era como si las propias obras nos hablasen.
Por último, nos interesó la frescura de la exposición y su innegable carga de sentido del humor. Cuando un objeto cotidiano se descontextualiza del ámbito y de la función para la que fue creado, inevitablemente se producen equívocos y paradojas que pueden arrancarnos una sonrisa. Si a ello unimos la integración del susodicho objeto en una obra de arte y su posterior exhibición en una estructura museística, es mas que probable que el equívoco se convierta en discurso y la paradoja en metáfora. En ello reside el poder del arte.”
Carlota Álvarez Basso, Directora MARCO y Javier González de Durana, Director ARTIUM