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Melodrama

Melodrama

Ficha

Fechas: 
22 marzo 2003 - 22 junio 2003
Lugar: 
Planta Baja
Horario: 
martes a domingo (festivos incluidos): de 11:00h a 20:00h. Viernes de 11:00h a 23:00h.
Producción: 
MARCO, Museo de Arte Contemporánea de Vigo / Artium, Centro- Museo Vasco de Arte Contemporáneo de Vitoria / Centro José Guerrero / Palacio de los Condes de Gabia de Granada
Comisariado: 
Doreet LeVitte Harten

Obras en exposición

Esculturas: 11               Instalaciones vídeo: 10
Pinturas: 14                   Instalaciones: 3
Dibujos: 23                    Fotografías: 5
Pinturas murales: 2     Series fotográficas: 2

 

Síntesis del proyecto

Una de las líneas de programación del MARCO, Museo de Arte Contemporánea de Vigo, se basa en exposiciones de tesis y/o temáticas, generalmente colectivas y pluridisciplinares, de ámbito nacional e internacional. Destinada a la planta principal del museo, esta serie comenzó con la muestra inaugural Cardinales y continúa ahora con la puesta en marcha de Melodrama . Esta última ha sido exhibida ya en el Artium de Vitoria (con ocasión de su inauguración) y en el Centro José Guerrero de Granada.

El melodrama, entendido como la exteriorización y exageración de los sentimientos, se ha convertido en un motivo central para muchos artistas actuales. La aproximación lógica y fría del arte conceptual de los años sesenta y setenta, y el interés más histórico y sociológico que dominó el arte contemporáneo hasta finales de los ochenta, han sido en buena parte reemplazados en los noventa por la valoración de los sentimientos.

Melodrama es una exposición que recoge esta actitud. En ella participan 34 artistas que trabajan en distintos campos de la creación y sobre distintos soportes: pintura, escultura, fotografía, vídeo e instalaciones. No todos son melodramáticos por elección, intención o juicio. Pero todos reconocen las posibilidades del género y, sea por simpatía o por un proceso crítico o irónico, utilizan conscientemente técnicas melodramáticas para conseguir sus fines.

Un poco de historia
El melodrama tuvo su origen en Francia e Inglaterra, y adquirió sus características específicas tras la Revolución Francesa y los inicios de la Revolución Industrial. Antes de esta época, sólo los teatros oficiales podían hacer uso de la palabra en sus espectáculos. Los teatros restantes, más próximos a la burguesía y al proletariado emergentes, comenzaron a servirse de recursos como la exageración de los gestos y la abundancia de melodías y efectos especiales para compensar esta carencia, lo cual cristalizó en un nuevo lenguaje dramático. A pesar de los nuevos tiempos, estos recursos expresivos habían tenido tanto éxito que su estética del exceso ya no se abandonó.

La mirada melodramática
El melodrama, como género, estableció un repertorio de tipos (el héroe, la heroína, el villano), de gestos codificados (dolor y alegría exagerados) y de mensajes estereotipados (el final feliz, lo virtuoso, lo maligno); una estética, en suma, que fue adoptada por la industria cinematográfica, por la publicidad, la televisión y los medios de comunicación. Se desarrollan así diversas semióticas intrínsecas a cada uno de estos medios que, a su vez, constituyen un rico repertorio lingüístico para los artistas plásticos actuales. Hoy en día, diluidas las fronteras entre buen y mal gusto, numerosos creadores exploran en sus obras la estética del melodrama e investigan sus procedimientos.

Inmersos en un mar de estímulos audiovisuales, zarandeados por el impacto de innumerables mensajes lanzados globalmente por los medios de comunicación de masas y las industrias del ocio, estos artistas son muy conscientes de que lo que antes se decía en una clave comedida, ahora debe ser expresado “a lo grande”. La exageración del sentimiento es un motivo central para muchos de ellos, como los intentos de subrayar el “yo”, de encontrar un significado más hondo en un mundo alienado y desprovisto de la idea de lo sagrado.

Algunas de las claves o epígrafes que nos ayudan a comprender mejor la aportación de cada una de las obras al discurso expositivo son las siguientes:

  • La naturaleza melodramática (con obras como las de Robert Longo o Stuart Klipper)
  • El melodrama en el cine (Tracey Moffat, Farra Bajull)
  • El melodrama en la televisión (Julian Rosefeldt, Christian Jankowski)
  • El melodrama en la música (Vasco Araujo, Natalie Melikian)
  • Las entrañas del melodrama (John Isaacs, Sue de Beer y Laura Parnes, Bryan Crockett)
  • La estética del exceso (Liza Lou, Wim Delvoye, Francesco Vezzoli)

Artistas

    Azucena Vieites
    Bryan Crockett
    Christian Jankowski
    Dale Chihuly
    Darren Almond
    Farahl Bajul
    Francesco Vezzoli
    Glenn Brown
    Hiroshi Sugimoto
    Jane Simpson
    Joan Fontcuberta
    John Isaacs
    Julian J.B. LaVerdiere
    Julian Rosefeldt
    Kenny MacLeod
    Leopoldo Ferrán & Agustina Otero
    Lily van der Stokker
    Liza Lou
    Markus Muntean & Adi Rosenblum
    Nathalie Melikian
    Nigel Cooke
    Patricia Piccinini
    Paul Morrison
    Raymond Pettibon
    Robert Longo
    Sergio Vega
    Stuart Klipper
    Sue de Beer & Laura Parnes
    Tim Noble & Sue Webster
    Tracey Moffatt
    Valeriano López
    Vasco Araujo
    Victoria Civera
    Wim Delvoye

Texto curatorial

El melodrama adquirió sus características específicas a finales del siglo XVIII, coincidiendo con la Revolución Francesa y los inicios de la Revolución Industrial en Inglaterra. La monarquía francesa había otorgado patentes reales a teatros oficiales como la Comédie Française y la Ópera Real, con la consecuencia de que sólo en ellos se podían representar obras que incluyesen textos verbales. Los teatros restantes, más próximos a la burguesía y al proletariado emergentes que a la aristocracia, no tenían permitido hacer uso de la palabra en sus espectáculos. Para compensar esta carencia, comenzaron a servirse de recursos como la exageración de los gestos y la abundancia de melodías y efectos especiales, lo que cristalizó en un nuevo lenguaje dramático.

Tras la Revolución Francesa se permitió a todos los teatros integrar textos hablados en las tramas, pero los nuevos usos dramáticos habían tenido tanto éxito que su estética del exceso ya no se abandonó. De hecho las clases que habían sido sus destinatarias iban a protagonizar el devenir histórico, por lo que, con el ascenso social de la burguesía y la formación de la clase obrera, el melodrama se convirtió en la forma canónica para reflejar y dar respuesta a sus nuevos problemas y aspiraciones.

El mundo se había secularizado y estaba experimentando grandes progresos, pero la necesidad de afirmación de la moralidad y de la justicia, y de diferenciación de lo bueno y lo malo, no había desaparecido. El melodrama cumplió entonces el objetivo de dar forma a los valores sobre los que se iba a cimentar la nueva sociedad, tales como la familia o la superioridad moral de los pobres, los inocentes y los virtuosos. Para configurar mejor este nuevo universo simbólico, el melodrama fijó un repertorio de tipos: el héroe, la heroína y el villano (personajes que no podían agotar la complejidad del carácter individual) nunca faltarían, como no faltarían la claridad del mensaje ni el final feliz.

Esta estética fue inmediatamente adoptada por la industria cinematográfica. Igual que las obras teatrales en las que se originó el melodrama, también las primeras películas fueron necesariamente mudas, de modo que era natural que adoptaran los recursos que habían demostrado ser eficaces para superar ese obstáculo. Pero lo cierto es que la estrategia de la exageración no desapareció con la llegada del cine sonoro, sino que fue adaptada por el nuevo sistema audiovisual y contribuyó a crear un universo formal fácilmente accesible para las masas.

La imaginación melodramática había encontrado su lugar propio en la densa iconosfera que estaba empezando a desplegarse, pero a costa de cargar con el estigma del mal gusto.

Ahora bien, desde que la distinción entre buen y mal gusto empezó a desmoronarse con la posmodernidad, lo melodramático ha vuelto a explotarse por numerosos artistas que exploran sus procedimientos característicos para expresarse de manera excesiva. Y lo hacen sin complejos.

Inmersos en un mar de estímulos audiovisuales, zarandeados por el impacto de innumerables mensajes lanzados globalmente por los medios de masas, las industrias del ocio y la publicidad, estos artistas son muy conscientes de que lo que antes se decía en una clave comedida, ahora debe ser expresado "a lo grande". La exageración del sentimiento es un motivo central para muchos de ellos, como del yo en un mundo alienado.

MELODRAMA es una exposición que recoge esta actitud. Participan en ella treinta y cuatro artistas que trabajan en distintos campos de la creación: pintura, escultura, instalaciones, fotografía, vídeo. No todos son melodramáticos por elección, intención o juicio. Pero todos reconocen las posibilidades del género, y, sea por simpatía o por un proceso crítico, utilizan a propósito técnicas melodramáticas para conseguir sus fines.

 

Comisariado

Doreet LeVitte Harten

Doreet LeVitte Harten nació en Tel Aviv y reside en Alemania desde hace más de veinte años.
Estudió Historia del Arte en Israel, Italia y Alemania, y se graduó en Religión y Antropología Comparada en la Universidad Hebrea de Jerusalén. En Israel trabajó como crítica de arte para el diario Ha’aretz, e impartió clases en la Academia del Arte de Jerusalén. Desde su llegada a Alemania, ha trabajado como comisaria para las exposiciones BiNationale Israel - USSR y Heaven en la Kunsthalle de Düsseldorf, la exposición Power en el Casino de Luxemburgo, y para otras muestras en el Museo de Israel de Jerusalén, en la Casa de los Artistas de Moscú, y en la Tate Gallery de Liverpool, entre otras. Ha publicado un gran número de ensayos y libros sobre artistas y sobre arte contemporáneo.