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Switch on the power!. Ruido y políticas musicales

Switch on the power!. Ruido y políticas musicales

Ficha

Fechas: 
9 junio 2006 - 17 septiembre 2006
Lugar: 
Primera Planta
Horario: 
martes a sábado (festivos incluidos), de 11.00 a 21.00. Domingos, de 11.00 a 15.00
Producción: 
MARCO, Museo de Arte Contemporánea de Vigo / CAMM, Centro Atlántico de Arte Moderno, Las Palmas/ Centro Cultural Montehermoso, Vitoria
Comisariado: 
Xavier Arakistain

Obras en exposición

SWITCH ON THE POWER! Ruido y políticas musicales reúne en un mismo espacio expositivo piezas artísticas y/o documentos videográficos de una serie de artistas procedentes del mundo del arte y de la música.

Itinerancia

  • MARCO, Museo de Arte Contemporánea de Vigo (9 junio - 17 septiembre 2006)

  • CAAM, Centro Atlántico de Arte Moderno, Las Palmas (17 octubre 2006 - 7 enero 2007)

  • Centro Cultural Montehermoso, Vitoria (febrero - abril 2007)

Breve recorrido por la exposición

A partir de que en la década de los sesenta del siglo XX Andy Warhol colabora con el mítico grupo musical The Velvet Underground, se inaugura en el arte contemporáneo una vertiente de trabajos y artistas que relacionan directamente las artes visuales y la música popular. El film realizado por Warhol en 1966 The Velvet Underground and Nico es un buen ejemplo de esa relación interdisciplinar. Pero, en la historia de la intersección entre música y artes visuales que analizamos en la muestra, otras dos artistas destacan por ser pioneras en contemplar la música popular como un terreno en el que intervenir desde presupuestos artísticos. Una de ellas es Yoko Ono, de quien presentamos su último trabajo Onochord, y la otra Laurie Anderson, que en piezas como Oh Superman de 1981 sienta las bases de unas prácticas artísticas que en la actualidad gozan de gran cantidad de seguidoras/es. Es el caso de Chico y Chica, Anat Ben-David, Planningtorock, Begoña Muñoz, Tobias Bersntrup o Chicks On Speed. Este último grupo, formado íntegramente por mujeres, desarrollará una singular performance en las horas de apertura al público del MARCO en la semana inaugural de la exposición. La performance forma parte del proyecto Musical Illustrations, un laboratorio-taller, un trabajo en proceso ofrecido en directo que tiene como resultado un video que documenta su elaboración, que pasará a exhibirse como parte integrante de la muestra.

Asimismo, el fenómeno social y cultural del Rock y del Pop también ha generado ejemplos significativos de artistas que desde la música han utilizado estrategias estéticas y perfomativas de uso común en el mundo de las artes visuales. Alaska y Nacho Canut, Siouxsie Sioux o Nina Hagen ofrecen, por primera vez en un museo, un recorrido detallado por sus carreras; Lene Lovich presenta The Power of Performance, un corto realizado específicamente para esta exposición, y Peaches nos obsequia con el estreno mundial del video-clip Fuck the Pain Away. Directamente influidos por los lenguajes generados en torno al Rock, se muestra la obra de artistas como Iain Forsyth & Jane Pollard, Jon Mikel Euba o Jean-Luc Verna, que en sus trabajos destacan la relevancia artística de las estrategias performativas desarrolladas en el campo del Rock. A su vez, en Un mistique determinado Carles Congost analiza y recrea la cultura adolescente del pop. El éxito de este conjunto de estrategias también se puede encontrar en el grupo vigués Killer Barbies y su video Crazy, realizado por la propia Silvia Superstar.

Paralelamente al fenómeno del Rock, en la década de los setenta el grupo alemán Kraftwerk populariza la música electrónica desarrollando un trabajo único que se ha revelado fundacional de varios de los acontecimientos que han tenido lugar en la música y el arte de las dos últimas décadas. La muestra recoge performances del grupo y varios videos de otro grupo alemán, DAF (Deutsch Amerikanische Freundschaft), que a principios de los ochenta dirigen el uso de la electrónica a los postulados del Punk.

Cuestionando las fronteras entre disciplinas y contextos artísticos y a caballo entre la cultura de club, el Rock, la moda y el arte, se sitúan dos artistas: Leigh Bowery, que tras su muerte ha sido objeto de varias retrospectivas entre las que destaca la de la pasada edición de la Bienal de Venecia, y de la que en esta ocasión presentamos una selección de performances realizadas en los noventa junto a su grupo musical Minty. En este ámbito incluimos también a la diseñadora de moda y performer británica Pam Hogg, que para este proyecto ha producido una pieza que contiene una mini-colección de ropa y varios videos en los que interpreta sus canciones. Como ejemplo de las nuevas prácticas en el contexto de la cultura de club londinense del presente, el artista Ladypat contribuye con una selección de videos propios o en colaboración con diferentes artistas de esa escena.

En cuanto a la relación entre Arte, Rock y Política -en el sentido clásico del término- la muestra incluye la obra emblemática de Dan Graham Rock My Religion y el video Save the Planet, Kill Yourself de Chris Korda, que nos invita a adentrarnos en la estrategias que en los noventa han aunado música y activismo político. Finalmente, es un placer recuperar -veinte años después de su emisión en el programa de TVE La Edad de Oro, dirigido por Paloma Chamorro- el vídeo del artista del Reino Unido Genesis P-Orridge y su grupo Psychic TV. Junto a este video incluimos documentación sobre el proyecto PANDROGENY que Genesis desarrolla en la actualidad.

Síntesis del proyecto

SWITCH ON THE POWER! Ruido y políticas musicales reúne a una serie de artistas procedentes del mundo del arte y de la música que comparten estrategias performativas y estéticas. A través de piezas y/o documentos videográficos, esta exposición pone de relieve y a la vez profundiza en las interacciones que surgen entre estas disciplinas artísticas.

Renunciando a la tentación de mostrar la música de nuestros días como un tema más en el arte, en este proyecto nos hemos centrado en la singularidad de unas prácticas discursivas que entendemos son comunes tanto a artistas del pop, del rock y de otros estilos musicales, como a creadores visuales. Artistas que, en algunos casos, formaron parte de corrientes como el happening, Fluxus, Body-Art, las distintas vertientes de la performance, etc., o que en otros han seguido los planteamientos de esas corrientes artísticas desarrolladas a lo largo del siglo XX para reinventarlas con aportaciones propias, construyendo discursos que, a menudo, transmiten valores alternativos o contenidos políticos críticos.

En cualquier caso, todos estos discursos se han centrado en la utilización del cuerpo, reconstruido desde parámetros particulares, como símbolo estético para su presentación pública. Un cuerpo que ha creado un lenguaje que a menudo ha utilizado específicamente la voz, y que se ha caracterizado por relacionar diversas disciplinas como las artes escénicas, las visuales, la danza y/o diversos rituales del movimiento corporal, el cine, la literatura o el diseño. Pero sobre todo, un cuerpo que se mueve a las órdenes del sonido que él mismo genera, de propuestas musicales que han conseguido hacerse un hueco en el panorama de la música contemporánea, y que además han tenido en cuenta contextos como la denominada cultura de club, o los fenómenos del pop, del rock y de la música electrónica.

El título de la muestra —Switch on the Power!— juega con la polisemia de la frase en inglés (conecta la corriente/activa el poder), y alude al espíritu de inmediatez y autonomía que con frecuencia ha caracterizado estos movimientos musicales y artísticos. El subtítulo —Ruido y Políticas Musicales— incide en el carácter subversivo de estas prácticas, en el ruido entendido como elemento perturbador que se introduce en un sistema con la pretensión de modificarlo, y en la necesidad de contemplar esas prácticas como políticas que presentan estructuras y lenguajes propios.

Dadas las peculiares características de esta exposición, se ha prestado especial atención al diseño de montaje. En lugar de construir muros para aislar las proyecciones en salas de visionado, se ha optado por oscurecer las salas y pintarlas de negro en su totalidad, con proyecciones en pantallas y sistema de sonido discriminatorio, esto es: los visitantes pueden ver las proyecciones simultáneamente, pero sólo escuchan el sonido de la que tienen enfrente. De esta forma se consigue crear la ilusión de ser espectadores directos de cada una de las piezas y, al mismo tiempo, la sensación de percibirlas conjuntamente al primer golpe de vista.

Artistas

    Alaska & Nacho Canut
    Anat Ben-David
    Andy Warhol
    Begoña Muñoz
    Carles Congost
    Chicks on Speed
    Chico y Chica
    Chris Korda
    DAF
    Dan Graham
    Genesis P-Orridge
    Iain Forsyth & Jane Pollard
    Jean-Luc Verna
    Jon Mikel Euba
    Killer Barbies
    Kraftwerk
    Ladypat
    Laurie Anderson
    Leigh Bowery
    Lene Lovich
    Nina Hagen
    Pam Hogg
    Peaches
    Planningtorock
    Siouxsie Sioux
    Tobias Bernstrup
    Yoko Ono

Texto curatorial

"Desde principios del siglo XX, varias corrientes artísticas están redefiniendo desde diversos frentes los conceptos de Arte y Artista, forzando, entre otras cuestiones, los territorios limítrofes entre las artes visuales y otras disciplinas que se han considerado y se consideran ‘menores', como la publicidad, la moda, la música popular, etc.

Entretanto, a la par que en el campo del arte esas pugnas se han ido sucediendo con mayor o menor fortuna, en el campo de la música popular han tenido lugar serias transformaciones. Transformaciones que se han ido materializando a medida que, con una decidida ausencia de prejuicios, se iban mezclando diferentes estilos e influencias musicales que han hecho posible la aparición de nuevos fenómenos culturales y sociales, entre los que destaca el peculiar universo del pop-rock, donde se han combinado, además, elementos de la moda, la publicidad y las artes escénicas. Más aún: muchos de esos procesos se han llevado a cabo prácticamente al margen de la opinión de críticos, instituciones y otros organismos de control, y sin embargo en el transcurso de esos procesos hemos asistido también al nacimiento de figuras carismáticas que han adquirido relevancia social: las estrellas del pop y del rock. Estrellas que se han convertido en tales recurriendo a tácticas del arte para distinguir sus productos y personajes públicos, eligiendo explicarse en términos elaborados y desplegando un discurso hiperreflexivo en el que han asignado un papel fundamental a las cuestiones estéticas.

Todas estas cuestiones que acontecen en el campo de la música están relacionadas con la atención que el fenómeno del pop-rock y otros estilos musicales contemporáneos están acaparando en los últimos años entre toda una nueva generación de artistas visuales, y cuyo resultado es que la intersección entre estos dos campos -la música y el arte- constituya una de las líneas de investigación más interesantes del panorama artístico actual.

[...] En cada uno de estos campos -la música y las artes visuales- han tenido y están teniendo lugar procesos significativos que también son relevantes para la exposición.

Por un lado, a partir de la década de los sesenta un sector de artistas del pop y del rock comenzaron a producir imágenes estáticas y en movimiento que servían para publicitar sus canciones y sus personajes estelares. Estas imágenes hacían referencia a sus estrategias performativas para presentar su música y para construir sus personajes públicos desde parámetros que a menudo asimilaban las premisas de movimientos artísticos de vanguardia. Más aún, una buena parte de este colectivo colaboró con profesionales de la dirección de cine o con artistas visuales para crear lo que resultó un nuevo producto y formato que se pasó a denominar videoclip. Este conjunto de estrategias performativas y estéticas desembocó en la formación de un discurso complejo que proyectaba todo un estilo de vida, que rápidamente se convertía en un fenómeno cultural y social, que tuvo una importancia crucial en la cimentación y difusión de lo que hoy entendemos como movimientos juveniles, y que ha dado lugar a las tribus urbanas.

Una parte esencial del éxito de estas estrategias se ha basado en el potencial que los mundos del pop y del rock han presentado históricamente como instrumento de resistencia y rebelión juvenil, y su excelencia para funcionar como vehículo de contenidos sociales y políticos. De hecho, el pop y el rock han generado algunos trabajos fascinantes que afirmaban valores socialmente alternativos, y aunque estos productos no hayan alcanzado el éxito masivo con demasiada frecuencia, publicaciones recientes y autores como Jeremy Gilbert y Ewan Pearson coinciden en destacar la singularidad de estos estilos musicales y sus políticas de representación. Para ellos ‘el fenómeno de la música pop y rock desde los años sesenta centrada en los/las cantantes funciona según la lógica fonologocéntrica, con la voz, el logos, como lugar de la verdad que invoca una idea de grupo social formado por el grupo musical y su audiencia. En cuanto impulsores e impulsoras de la protesta, los/las cantantes iban a ser los/las representantes político-culturales de su público respondiendo a la creencia de que la música podía y debía ser portavoz de su público'.

Por otro lado, en el mundo del arte toda una generación de artistas que ha convivido o crecido con productos provenientes del mundo de la música ha incorporado esos lenguajes a sus obras artísticas sin olvidar su vertiente performativa. Artistas que se sirven de prácticas comunes en el campo de la música como el culto a la personalidad, la insistente búsqueda de un elemento generacional, con problemáticas concretas, la utilización de la producción en serie y un especial interés por la idea de creación colectiva y de que la creación no se agota en el disco, sino que se extiende en el concierto performativo. En este sentido, como en el terreno de la música, tienen una total falta de prejuicios a la hora de combinar estilos y disciplinas, a la vez que manifiestan un renovado rechazo por el elitismo del arte y una preocupación por acercarse a los intereses de las clases medias, obreras, etc., lo que constituye una de las últimas formas de popularizar el arte.

Asimismo, actualmente en el campo del arte asistimos a una revisión sistemática de la década de los setenta del siglo XX, revisión sin duda influida por el alto contenido político y social del arte de esa época, y que reaviva la preocupación por prácticas artísticas como la performance o el body-art. Todas estas cuestiones hacen que en los últimos tiempos sean muy numerosos los proyectos artísticos que desembocan en un ‘producto' discográfico. Estos productos son el resultado de la aplicación de la lógica multi e interdisciplinar, convertida en síntoma generacional, que se presenta como solución ante nuevas necesidades e inquietudes comunicativas de ese y esa ‘nuevo' o ‘nueva' artista visual, que además proyecta una suerte de inconformismo hacia los mecanismos que mueven el campo del arte. Además, las obras de arte que se están generando según estas premisas, a menudo, atentan contra el concepto hegemónico de obra de arte, dado que el producto resultante escapa a los parámetros tradicionales del mercado del arte, a la vez que cuestiona la rígida división entre disciplinas."

Xabier Arakistain
Comisario de la exposición

Comisariado

Xavier Arakistain

Xabier Arakistain es director del Centro Cultural Montehermoso Kulturunea, el primer centro de arte y pensamiento contemporáneo del estado que está desarrollando y aplicando políticas de igualdad entre los sexos en los ámbitos del arte y la cultura. Previamente, Arakistain fue comisario independiente desde que en 1999 inaugurara Trans Sexual Express, exposición en la que incorporaba la cuota de sexos como criterio curatorial. De 2001 a 2003 fue responsable de programación de la Sala de Exposiciones de la Fundación Bilbao Arte Fundazioa, y de 2003 a 2006 dirigió las mesas de debate sobre arte y feminismo en la feria ARCO, desde donde impulsó el Manifiesto Arco 2005. Ha sido también comisario de varias retrospectivas de Leigh Bowery y de las colectivas Para todos los públicos/For all audiences, Kiss Kiss Bang Bang, 45 años de arte y feminismo, Switch on the Power. Ruido y políticas musicales, y, junto a Maura Reilly, de La Mirada Iracunda/The Furious Gaze.