Cuando faltan pocas semanas para la celebración del quinto aniversario el 13 de noviembre, desde el MARCO presentamos la exposición TIEMPO AL TIEMPO, una muestra de producción propia con la que queremos conmemorar esta efeméride, que de modo excepcional ocupa todos los espacios del edificio, y que plantea una reflexión sobre un tema, el paso del tiempo, cuyo eje argumental resulta especialmente oportuno como balance de lo que han sido estos cinco años de vida.
Isabel Carlos y yo mismo, como comisarios, hemos coincidido en la necesidad de analizar el modo en que el tiempo, hilo conductor de la muestra, define nuestro mundo. Además, el título se relaciona íntimamente con la historia y transformación del propio edificio, que fue prisión y juzgados antes de convertirse en centro de arte. A través de una selección de artistas y obras —varias de ellas producidas específicamente para esta exposición— se analiza, desde una perspectiva crítica, la obsesión actual por el paso del tiempo, la memoria, y el sentido o el peso de la historia. Tantas visiones o interpretaciones del tiempo como artistas representados en la exposición —34 en total— en cuya obra el tiempo está presente no como algo anecdótico sino de un modo constante.
Partiendo del tiempo como leitmotiv, la exposición recorre varias acepciones del término, diversas aportaciones a esa reflexión tan común en el pensamiento occidental, que disciplinas como la física, la literatura, las matemáticas o las artes han abordado desde distintas perspectivas. La experiencia del paso del tiempo y de su medición ha suscitado el interés de artistas y pensadores de todas las épocas, y ha sido representado mediante visiones, imágenes, símbolos y metáforas. Afirmaba Aristóteles que si no hubiese ningún ser humano no existiría el tiempo; del mismo modo, es preciso que exista una medición del mismo. Esta muestra reúne una gran variedad de registros y aproximaciones que se corresponden con lo que para cada uno de los artistas representa y significa el paso del tiempo —ya sea como instrumento de medición, como objeto de investigación o de reflexión teórica, como reflejo de acontecimientos sociales, como símbolo y como recurso estético— que se enriquecen con las múltiples conexiones entre las obras, apoyadas por el diseño del montaje y su distribución en salas.
Desde la medición obsesiva del tiempo de On Kawara o su plasmación en los calendarios de Ignasi Aballí, el reloj digital de Gianni Motti, la sutil visión del tiempo congelado en el reloj de arena de Jorge Barbi, o el gong marcador del tiempo de Daniele Puppi, hasta la ironía de los objetos petrificados de Jimmie Durham, pasando por las investigaciones científicas de Jorge Peris y Rubén Ramos Balsa, o la reinterpretación de la historia del arte y sus símbolos en Giulio Paolini, Nedko Solakov o Sam Taylor-Wood. La fragilidad de la memoria que se evapora en la obra de Oscar Muñoz —al igual que se desvanece el retrato del héroe ecuestre de Matthew Buckingham— la conservación de los recuerdos en Pedro Mora; el pasado que se revela en la pieza de Ana Jotta, la nostalgia del futuro de Jonathan Monk y el encuentro emocionado entre el pasado y el presente a través de la palabra en Lani Maestro. El tiempo improductivo, el tiempo muerto que retrata Mircea Cantor, y la narrativa fracturada de Igor y Svetlana Kopystiansky; la generación del movimiento en imágenes estáticas en Rosângela Rennó, el caracol que se desplaza sobre la arena como imagen psicológica del paso del tiempo en Euan Macdonald, y la sección temporal y espacial del universo de Tatsuo Miyajima. La relación entre imagen, sonido e instalación espacial en Tacita Dean, y la poética de las fases de la luna en la pieza de Nam June Paik. La reflexión teórica sobre el contexto espacio-temporal de la obra en Victor Burgin y Douglas Gordon, los indicios como narración en la obra de Allen Ruppersberg, o el retrato a través de los objetos en Mark Dion. Los viajeros del tiempo en el mundo perdido de Susan Norrie, el rescate de obras maestras y documentos del pasado de Fernando Bryce, las referencias literarias y el humor en João Maria Gusmão y Pedro Paiva y la síntesis del tiempo detenido y la decadencia en William Eggleston. Y también, el sentido o la presencia del tiempo a través de la acción: desde los mecanismos de intercambio de Gustavo Romano, hasta la histórica performance Time, de David Lamelas, que presentará en Vigo con ocasión de la inauguración de la muestra.
Una medición que permita establecer un pasado, un presente y un futuro, una secuencia temporal que sirva como punto de partida para abordar la historia del MARCO desde el presente, haciendo balance de cara a años venideros.
Iñaki Martínez Antelo
Director del MARCO y comisario de la exposición