Desde su fecha de apertura, una de las líneas de programación del MARCO se basa en la producción de una exposición anual que tenga como base un trabajo de investigación sobre el pasado reciente de la creación plástica en Galicia, que fomente las revisiones históricas y la recuperación de autores o movimientos artísticos gallegos vinculados a lenguajes vanguardistas. Esta área de reflexión tuvo como resultado la muestra inaugural Atlántica, en la temporada 2002-2003, y La creación de lo necesario. Aproximación al diseño del siglo XX en Galicia, en 2004. En 2005 la labor de investigación se centra en el estudio de las importantes consecuencias de la diáspora latinoamericana en la producción de diez de los más importantes artistas gallegos del siglo XX.
La historia de Galicia está inevitablemente ligada al término “diáspora”: la salida de gallegos hacia el extranjero ha sido un contínuum desde finales del siglo XIX, acelerándose debido al exilio motivado por la Guerra Civil y finalizando con la importante emigración de los años sesenta. Este goteo de personas, ya fuesen exiliados, refugiados o emigrantes, tuvo consecuencias inmediatas para la cultura gallega, por la salida de personalidades relevantes de las artes y las letras que podrían haber desarrollado una labor fecunda en el país, y efectos secundarios más a largo plazo, en la producción artística de los hijos de gallegos nacidos fuera de Galicia.
El objeto de la exposición, a través de un trabajo de investigación de la cultura gallega en el exterior en sus vertientes plástica, literaria y cinematográfica, es ofrecer nuevas claves de lectura de la historia del arte gallego del siglo XX, aportando datos que permitan reconstruir una historiografía alternativa al discurso oficial académico, en la que esté presente la trascendencia de la diáspora y del exilio, y sus consecuencias, en el desarrollo de la cultura de Galicia. Más allá de teorías de carácter socio-político, se intenta dejar constancia de cómo la coyuntura política y socioeconómica de una determinada comunidad afecta de modo definitorio al proceso de génesis y conformación de la identidad cultural. Hoy en día no se puede pensar en Galicia sin reflexionar sobre su diáspora.
La exposición no pretende hacer un inventario de todos los artistas gallegos que formaron parte o mantuvieron contacto con la cultura gallega en el exilio, que fueron muchos y muy buenos (Francisco Vázquez Díaz “Compostela”, Federico Ribas, Xosé Caridad Mateos, Laxeiro, Abreu Bastos, Mario Granell, Mercedes Ruibal o Leopoldo Novoa, entre otros), sino, por medio del estudio detallado del caso de diez artistas significativos, acercarse a un fenómeno colectivo que nunca fue estudiado como tal. Por otra parte, interesa destacar que, si bien los creadores presentes en la muestra son sobradamente conocidos, el efecto de la diáspora en su creación plástica nunca fue analizado con una visión de conjunto. Además, se sacan a la luz obras poco conocidas o inéditas de algunos de estos artistas –como Souto o Colmeiro– que muestran su compromiso social en tiempos anteriores a la República y durante la Guerra Civil.
El reflejo de tres momentos históricos –la preguerra, el conflicto y la huella americana– fueron los criterios básicos para la selección de las obras de la exposición. A través de ellas, y de la documentación bibliográfica, se pueden destacar tres grandes ejes temáticos: la vivencia de la Guerra; la nostalgia del país dejado atrás, y, por último, la influencia de la nueva tierra y la mirada de estos artistas sobre la realidad americana.
En cuanto a la presentación del montaje, tres grandes capítulos conforman la muestra: por un lado, la selección de 47 obras de pintura, escultura y fotografía; en segundo lugar, el apartado dedicado a la documentación gráfica con 43 documentos (carteles, libros, folletos, y reproducciones de libros en formato digital) que ofrecen información sobre las distintas actividades de estos creadores en la diáspora, con especial incidencia en la relación que se establece entre los artistas plásticos y los creadores literarios. En particular, se centra en el período del exilio, en el que muchos de los libros publicados son fruto de iniciativas que combinan el trabajo de escritores y artistas, que dieron como resultado alguna de las creaciones más representativas de la cultura gallega del siglo XX. Dentro de la amplia actividad cultural llevada a cabo por los exiliados destaca de manera muy especial la producción literaria bonaerense, donde sobresalen Luis Seoane y Lorenzo Varela (a quien se dedica el Día das Letras Galegas 2005); y por último, el capítulo dedicado a la producción de fotografía y cinematografía de autores gallegos en América Latina, con los trabajos fotográficos de José Suárez, y el ciclo de cine dedicado al autor Carlos Velo en el Salón de Actos.