PUNTOS DE ENCUENTRO /MEETING POINTS'
Coincidiendo con el inicio de 2009, el MARCO de Vigo pone en marcha el proyecto ‘PUNTOS DE ENCUENTRO / MEETING POINTS', que se desarrollará a lo largo de todo el año en el Espazo Anexo, y para el que se han seleccionado cinco artistas con la intención de que establezcan un diálogo entre el lugar de exhibición (la sala de proyectos) y su entorno (la ciudad). El proyecto se inaugura con la exposición de Pedro Barateiro (Almada, Portugal, 1976), uno de los jóvenes artistas portugueses con más proyección internacional, como prueba su reciente participación en la Bienal de Sidney (2008) y Bienal de Berlín (2008).
La idea central del proyecto ‘PUNTOS DE ENCUENTRO' es convertir el Anexo en el lugar de conclusión o formalización de las experiencias, frente a la consideración tradicional del museo como lugar de exposición del objeto. La propia historia de la sala, inaugurada en 2004 como espacio de proyectos para creadores gallegos, anima a ampliar el significado de un lugar emplazado arquitectónicamente ‘fuera' del museo, en un espacio público exento que, por ‘contaminación' y ‘connotación', acaba por ver anuladas sus características y por transformarse en el clásico cubo blanco que aísla la obra de su entorno inmediato. El término emplazamiento es una forma de aludir al tiempo y al espacio, a los conjuntos de relaciones que se dan en un punto de encuentro (meeting point), en este caso entre el museo y la calle, entre el público y el paseante, entre la memoria particular y la recuperación y exhibición pública, entre la obra de arte y las estructuras cotidianas con las que convive el ciudadano.
La ciudad contemporánea es un lugar heterogéneo donde se establecen y se asientan una serie de vínculos fruto de la red de relaciones entre las personas y las cosas; lugares y relaciones que se entrecruzan. El hecho de intervenir en la ciudad o a partir de ella implica una reinvención, un plano más que se yuxtapone a los cambios que se efectúan diariamente en el ritmo urbano. La ciudad, como analiza Nicolas Bourriaud en su celebrado ensayo Estética relacional, ‘ha permitido y generalizado la experiencia de la proximidad' que desemboca en la ‘elaboración colectiva del sentido'. Es precisamente el análisis de las relaciones entre museo y ciudad lo que sirve de punto de partida al proyecto: una reflexión sobre los lugares que habitamos y sobre la historia de afinidades y rechazos hacia el entorno físico o emocional. Analizar la transformación de las viviendas o el contexto social de las ciudades es lo que se plantea a cada uno de los artistas para llevar a cabo su intervención, con el fin de reconstruir significados, de transformarlos o de ‘desocultar' el origen primero de nuestros lugares de residencia.
Los artistas invitados presentan propuestas que nacen fuera de los límites del museo, piezas que intentan ser intervenciones con cierto carácter ‘social', en el sentido de que modifican las coordenadas lógicas de percepción. El Anexo, por su singular emplazamiento, se convierte en el lugar apropiado para esta reflexión. Así, este proyecto no trata sólo del arte en el contexto urbano, ni de los límites de la escultura, del arte efímero o de la lógica del monumento, sino de las relaciones entre museo y ciudad, o entre el artista y la obra ‘realizada específicamente para un lugar', en la que el papel curatorial se centra en el encargo de aportar nuevas experiencias sobre el público y el museo.
PEDRO BARATEIRO. ‘Amanhã não nasce ninguén'
En el año 1952, el joven Guy Debord, que se iba a convertir en el principal teórico de la Internacional Situacionista, presentaba en el Musée de l'homme de París la película ‘Hurlements en faveur de Sade" (Lamentos en favor de Sade), ochenta minutos de pantalla en blanco con voz en off, reproduciendo discursos letristas o pos-surrealistas. Además de pretender crear situaciones, Debord transmitía esa negación absoluta del cine: ya que el mundo había sido filmado, le tocaba ahora transformarlo.
‘Lamentos en favor de Sade' fue la primera de la serie de películas que conforman la filmografía de un autor que utiliza la imagen, descontextualizándola, como justificación de su seductor discurso. Precisamente, la transformación del mensaje -unida a la imagen-, el apropiacionismo visual y textual que se dan en ‘La sociedad del espectáculo' (1973) y en ‘In girum imus nocte et consumimur igni' (1978), o la crítica ‘despiadada' al espectador, son algunos aspectos que nos animan a situar en Debord una de las influencias más directas en la obra de Pedro Barateiro.
El cine de Pedro Barateiro es inseparable de su trayectoria expositiva, en la que subyace un interés por investigar sobre la construcción de significados superpuestos a partir de la apropiación de imágenes o textos. Sus fotografías, películas, collages o dibujos son reconstrucciones de discursos o reflexiones sobre la representación del espacio o el tiempo, teorizados por Debord, Gertrude Stein o Henri Lefebvre, algunos de los autores más citados por el artista. Parece querer suprimir al autor para que hable el lenguaje, las imágenes, y ya se ha dicho que la muerte del autor va ligada al nacimiento del lector/espectador.
En el MARCO, Pedro Barateiro presenta ‘Amanhã não nasce ninguém', una video-instalación que reúne algunas de las preocupaciones que caracterizan su trabajo. El conjunto incluye una película en 16 mm transferida a DVD, una composición musical realizada especifícamente por Manuel Mota (Lisboa, Portugal, 1970), un cartel y una pieza escultórica -un cine ‘construido'- para albergar la proyección. Tanto en la película como en el statement que da título a la intervención, ‘Amanhã não nasce ninguém' -que adquiere visibilidad en el poster que completa el proyecto-, se percibe una paradoja entre porvenir y pasado, un debate ligado a esa modernidad asumida tras el capitalismo y la revolución industrial. El artista construye por vez primera la pieza con imágenes propias, que muestran una de las referencias visuales más fuertes del artista, un astillero inactivo de la zona de Lisnave (Margueira) que ha servido de punto de partida del proyecto.
El vínculo entre ese gran vacío que representa el ‘cementerio industrial' de Lisnave y el puerto de Vigo -uno de los pilares económicos de la ciudad- se realiza mediante la construcción fílmica, con una narrativa circular donde se mezclan imágenes en blanco y negro de ambos lugares. El espectador va configurando un nuevo espacio social y ético a partir de las imágenes, que ‘esculpen el tiempo' con el apoyo de la composición musical. Ésta actúa como metáfora del contraste entre ambos lugares creando, al mismo tiempo, una tensión narrativa entre imagen y sonido.
El lugar muerto y desierto -en contraste con la dinámica actividad de los astilleros en funcionamiento- actúa como representación de ese tiempo, evidenciado en la estructura fílmica y sonora, que alternan momentos de calma con momentos energéticos. La representación del espacio físico por medio de la escultura alude a la posibilidad de conseguir esa experiencia vital del espacio que según Henri Lefebvre (La producción del espacio, 1974) falta en el cine.
Agar Ledo Arias
Comisaria de la exposición